Clavas tu pupila en mi pupila pero no abres la boca. Tú ya sabes de poesía. Cierro los ojos. Ahora te contoneas por el corredor. Inspiro. Y bailas. Expiro. Ya no estás junto a mí.
Me hago presa de la desesperación pero juego peligrosamente con el miedo a olvidarte. Me atrevo y salto. Caigo. Corro, ya soy aire, soy viento. Vuelo.
Despierto en mi cama ahogado bajo las sábanas. Me rindo, no quiero seguir. Abandono. Dejo el barco, echo y ancla y me hundo con ella.
Silencio.
-¿Qué es poesía? -te pregunto yo ahora-. Poesía no es sin ti.
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